martes, 12 de abril de 2011

TORNEO CLASICO YBOA-MEXICO SEDE MONTERREY


DE NUEVO GRACIAS A YBOA-MEXICO, AL PROFESOR ROMAN PEREZ VALLEJO POR EL APOYO BRINDADO A NUESTROS NIÑOS TRIQUIS EN ESTE VIAJE QUE SE HIZO A MONTERREY, CREANME QUE NO LO OLVIDARAN NUNCA Y LES ESTARAN AGRADECIDOS PARA SIEMPRE, GRACIAS.

AL COLEGIO EUROAMERICANO POR LAS FACILIDADES BRINDADAS
AL COLEGIO FRANCO MEXICANO POR HOSPEDAR A NUESTROS NIÑOS EN SUS INSTALACIONES

A sus 11 años, Apuleyo sabe sembrar maíz y frijol, cortar leña... y además jugar basquetbol.


Pero el baloncesto que él y cientos de sus amigos practican, no es el de vanguardia. Lo tiene que hacer descalzo al no tener tenis especiales para practicar este deporte, en canchas de tierra con tableros de madera y aros de varilla, en las alturas de la Sierra Mixteca, en alguna de las comunidades indígenas Triqui de Oaxaca.


Apuleyo, junto a otros 60 oaxaqueños, se robó el corazón de cientos de niños y niñas regiomontanas en el Nacional Clásico de las Ligas Pequeñas de Basquetbol (YBOA), quienes al verlos competir descalzos por la incomodidad que para ellos representa jugar con el calzado que utilizan de diario, algunos les regalaron sus tenis de marca.


El grupo de niños indígenas que vino al Nacional es parte de un programa a cinco años que, impulsado por la YBOA, se inició apenas a mediados del 2010 en Oaxaca, con el apoyo del Movimiento de Unificación y Lucha Triqui (MULT).


Sus resultados han sido sorprendentes, según dice Sergio Zúñiga, encargado de desarrollo del proyecto, que de momento incluye unas 18 comunidades.


El año pasado asistieron a un Nacional a Aguascalientes y ahora, en el evento que culminó ayer en el Colegio Euro, tuvieron buenos resultados, obteniendo hasta terceros o cuartos lugares ante equipos de colegios que practican este deporte a gran nivel.

La pequeña Ana González, de 9 años, comentó de manera tímida su felicidad por jugar basquetbol.

"Está muy bien, no esperaba eso (que le regalaran tenis), estoy muy feliz", comentó la niña, que se comunica con sus coaches y compañeros, en la cancha y fuera de ella, en idioma triqui.


"La intención de entrar en comunidades indígenas en conflicto, lo que es Copala, Rastrojo, es rescatar a la niñez, porque la niñez no tiene nada que ver con el conflicto. Y fue una idea entre Román Pérez y yo, de incrementar el basquetbol en comunidades indígenas", dice Zúñiga.


Por su estilo de juego sin complejos, los niños Benjamín y Apuleyo fueron de los que más llamaron la atención y eran solicitados para las fotos.


Los basquetbolistas de la sierra sabían ayer que unas 30 horas en autobús les separaban de sus casas, pero estaban contentos de ir cargados de tenis la mayoría de ellos, y también del cariño de los regios.